Como una pesadilla que ya lleva cuatro días. Así describe el mexicano Martín Enrique Gutiérrez su encierro en un hotel de la ciudad de Wuhan, China, por el brote de coronavirus 2019-nCoV.
Martín, ingeniero mecánico de 28 años, llegó a China el 9 de enero, enviado por su empresa. No ha salido de su cuarto por temor a contagiarse, pero también porque entre un colega mexicano y él tienen sólo dos mascarillas.
En su cuarto del hotel Citadines Zhuankou Wuhan, en el distrito de Haiyan, donde hay 50 extranjeros, Martín pasa las horas hablando con su familia, informándose sobre el nuevo virus, leyendo y viendo series. Calcula que tiene comida para una semana.
Además, conoce a cinco mexicanos en Wuhan y una amiga que sí alcanzó a salir de la ciudad.
Pese a eso, Martín no pierde la esperanza. Ayer, representantes de la embajada de México en Pekín se comunicaron con él. Sin embargo, reitera su petición de ayuda: “Más que un mensaje al gobierno mexicano, yo quiero solicitar su apoyo para que nos puedan ayudar a salir de esta situación de riesgo.”